Si el estudiante se propone conocer, dominar y aplicar los principios del liderazgo cristiano hache expuestos, los resultados serán maravillosos.
Una persona con llamamiento, visión y convicción no escatimara esfuerzos por mejorar la habilidad que ya posee por creación divina y herencia genética. Estos cuatro elementos son capaces, de despertar en el líder, gran motivación para animar y dar ejemplo a los que han de trabajar a su lado en cumplimiento de su misión.
Cuando alguien cuenta con llamamiento, posee una convicción firme, una motivación profunda y una estrategia correcta, lo mas seguro es que esté en la capacidad de dirigir a otros con autoridad.
Hasta entonces llega al momento propicio para la acción; pero para eso necesita abundante amor. El amor condensa los demás frutos del Espíritu (Gálatas 5:22,23), sin los cuales nadie puede ser un verdadero líder. Finalmente se llega a la cumbre del monte olímpico de la carrera cristiana, la integridad. El líder tiene que ser integro con Dios, consigo mismo y con su misión.
